desintegracion familiar

lunes, 5 de octubre de 2009


Actualmente, la presencia de las maras ha penetrado hasta las regiones indígenas. Este país cuenta con 22 grupos étnicos y en casi todos hay presencia de las pandillas, pese a que los indígenas se rigen por patrones distintos a los de los habitantes ladinos, tales como la religión y las costumbres familiares de permanecer unidos.
Tatuados hasta los ojos, vestidos con ropa floja y cabeza rapada, las y los mareros son considerados un fenómeno que no sólo afecta a Guatemala, pues también lo padecen en grandes dimensiones El Salvador y Honduras, donde se dedican a extorsionar, robar, vender droga o matar.
La Policía Nacional Civil (PNC) mantiene un monitoreo del comportamiento de las maras y señala que estos crean sus propios símbolos y graffiti, y sus señales de mano. Su forma de actuar se basa en la violencia, bautizan a sus nuevos miembros con grandes golpizas y las mujeres deben tener relaciones sexuales con la mayoría de los miembros del grupo al que pertenecen.


Tanto en Guatemala como en El Salvador y Honduras prevalecen dos grupos de maras, una denominada la MS-13 y la M-18. Ambos grupos tienen un lenguaje gestual a través de las manos, delimitan su territorio y no permiten que un miembro de otra mara ingrese. Quien lo haga es asesinado inmediatamente.

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